
Extrañaba estos ecos...
los congelantes rayos acuchillando el cielo...
piedras preciosas crispándose en el cráneo de la humanidad.
Extrañaba este frío. La música del agua que rendida, se desploma nuevamente...
Está llorando, pero no está triste.
Está llorando de esperanza.
Bienvenida seas, amada musa del invierno,
en mis pulmones siempre habrá un espacio para tí.
(Quisiera enfermar, y en aquel letargo oír tu eterna canción...
no me importaría morir, si fuese por escuchar tu voz, nuevamente golpeando la pared)
 
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