Y volver a levantar mi mirada en mi habitación, imaginando que estás presente en este aroma a orina en el cual descanzo mi alma. Me encantaría poder gritar que no te vayas, que estés presente y cuides de mí... por que a veces, tengo miedo. Y los escasos momentos de paz los encuentro en extraños aromas exóticos o en sonidos extraplanetarios... Déjame decir, que cuando yo vuelva a decir que no soporto la conección de mi cuerpo y mi alma... mentiré.
Mentiré... por que en esta nostalgia suave vuelvo a confiar en tu cercanía invisible, por que conoces cada rincón de mi aliento, mis secretos y mis pensamientos. Por que sabes lo que escribo...
Muchas gracias, Tito, por cuidar mis suspiros, por ayudarme a asesinar a este segundo corazón, por
recordarme cómo levantar mi mirada y encontrar la tranquilidad, en mi propia voz...
Daría mi alma por evitar que, al hablar de tí, desaparezcas.
*A TITO, guardián. 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario