Descuida, Julieta, que el silencio es bello, y delicado.
Sé que mientras tus labios aún mantengan aquel color, un trozo de esperanza jugará en algún lugar de mi rostro,
y sé muy bien, Julieta, que no sabes lo que yo sé.
No te preocupes, Julieta, y sigue durmiendo, jugando a alzar y desplomar tus pechos en un sopor lejano a mi respiración, 
que el silencio es bello, y delicado...
No me esperes - no. Jamás aguardes mi llegada, y deja que la vida tranquilice todo a nuestro alrededor
para por fín abandonar para siempre esta soledad que, hace tantos siglos he arrastrado junto a mí.
Sé que el mundo acabará de odiarnos y separarnos. Sé que los dioses cesarán de distanciar nuestras manos,
tal véz no hoy - quizás no este siglo, o esta vida, este respirar.
Quédate tranquila, Julieta, continúa sonriendo mientras yo busco la manera de encontrar algún trozo de tu voz exparcida por los rincones del mundo,
No impacientes por mi llegada - deja que la vida y los dioses se cansen de odiarnos tanto...
Y, por favor, no tiñas el color de tus labios... 
 
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