espero que si por una de esas casualidades de la vida, lees esto, Julieta,
pienses que es para otra persona. Por que no quiero alimentar tu ego, querida,
estás tan perfectamente balanceada con tus imperfecciones que sería una manera de
destrozarme a mi mismo sabiendo que tú sabes lo que yo sé muy claro hoy.
Espero que nunca sepas que admiro con pasión tus labios al danzar al compás de tu voz,
que su color impacientan en mí las ansias por morderlos y tal véz conocer el sabor de mi mitad que hace tantos siglos ha desaparecido más allá del universo de mis estrellas.
Ojalá tus ojos jamás deslizen interés por sobre estas letras, Julieta.
Por que la desición de tu despistada mirada al caminar no debería ser manchada con la sospecha,
quizás mi existencia sea motivo para dejarte totalmente ciega, y mi voz sea el arma perfecta para hacer que tu silueta se disuelva para siempre en el tiempo.
Espero que nunca te sientas identificada con estas oraciones, Julieta,
no quiero titanizar un desierto con el insignificante grano de arena en el cual me he convertido hoy, ante el sofoco de tu ausencia.
Ojalá que nunca sientas cómo mi mirada se desliza por entre las auroras boreales de tu cabello, saboreando y oliendo cada trozo de tu existencia vivamente coloreada por tus mejillas cálidas...
Que jamás tengas noción de la total admiración que te tengo, Julieta, que no sé cuál es el idioma perfecto para poder hablarte de lo que en verdad creo que habita, encogido dentro de mí. (Tal vez el idioma de los ángeles, quizás la lengua de las hadas).
Desde mi invisible atalaya, Julieta, vigilaré en silencio tus pasos, hasta el momento que tú o yo no regresemos más. En ese entonces, la lejanía invocará en mí mis nuevas ansias de convertirme en la luz que entra cada mañana a través de tu ventana, cosquilleando feliz e incorpóreamente tu cuello, y jugando a deslizarme en un suspiro inaudible en el crepúsculo de tus caderas durmientes...
No estoy enamorado, Julieta - no. Solamente tengo un ardiente deseo de verte y morderte a cada momento, descanzar del peso del mundo en tu pecho, y no salir nunca más.
Espero que nunca tomes en cuenta este escrito, Julieta. Que sea sólamente una prosa, un cuento, un garabato... y eso no más.
Espero que jamás tengas noción de lo que a veces pienso de tí.
...estás perfectamente balanceada con tus virtudes e imperfecciones, que tocarte, que contarte esto, sería el arma ideal para hacer desplomar tus pétalos.
 
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