Recordaré esa ocasión que mis manos se enfriaron tanto, bajo la noche, corriendo, esperando una respuesta que finalmente sería descepcionante pero... bueh, al final me reiría de mi mismo. Recordaré cuando comenzó mi dolor de cabeza y mi relax eterno, cuando la musiquita empezó a sonar y corrí al ritmo de ella... huyendo hacia algo, y huyendo de algo... La luna me observaba y se reía, también, mostraba sus mejillas pálidas y coquetas más infladitas que nunca. Siempre recordaré, cuando tropecé y no me dí cuenta cuando estaba de pie nuevamente, pues mis ganas de llegar a destino fueron tan enormes que el pararse fué un insignificante trozo de tiempo dentro de mis ansias... Lo recordaré como el cierre de una pesada etapa, y el primer paso a otro capítulo del gran libro invisible de mi vida... 
Aquella noche el tiempo no existía, tan sólo sentía aún más fuerte el latir de mi corazón, desconcertado de mí, sin saber qué crestas estaba haciendo. Recordaré cada paso extenso, cada kilómetro recorrido en aquella carrera contra mi mismo... 
 
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