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octubre 05, 2009

Amor

Esperaba a Julieta, para retarla por su demora y por su idiotez.
Sentado, jugando con el tallo de una ligustrina, escribía poesías mentales escondido en la sombra, sin sentir absolutamente nada. Todo parecía suceder en un lapso de tiempo monótono, sin novedades ni sorpresas que atormenten mi corazón.
Todo parecía llevar su cansancio debido, su grisácea existencia, cuando ella apareció. Se sentó a unos pasos de mí, en una banca ensombrecida por el techo metálico. Sus cabellos blancos parecían contener, una historia en cada cana, sus ojos comprensivos semi ocultos trás sus gafas seguramente pensaban en un todo, muy cerca físicamente a mí, pero muy lejano a mi mundo.

-Cuántos años tienes?- De pronto oí la voz de la dama a mis espaldas. Me costó en un instante reconocer que nadie más se encontraba cerca suyo que yo, meditando y sumergiéndome en mis pensamientos letárgicos, florecientes e incoloros. Hasta que me voltié a mirar con curiosidad su rostro. Me miraba, atenta esperando una respuesta, a través de las rejillas que nos separaban.
¿Disculpe?- Ataqué.
¿Cuántos años tienes?- repitió la dama, pacientemente esperando una respuesta más concreta de parte de mi voz.
Mmh, Diecisiete años.-Afirmé tajantemente. La verdad es que yo no quería hablar de nada, con absolutamente nadie, me encontraba en un trance personal que en verdad, no debería compartir con nadie. El conversar con ella me causó incomodidad ante mi perfecta soledad equilibrada con mi silencio reconfortante. Pero insistió en conversar conmigo:
-¿Por qué estás tan sólo?
-Me gusta estarlo.- Corté verbalmente.
-¿Por qué?
-No lo sé, simplemente no me incomoda el silencio, me agrada.
-¿Tienes hermanos?.- Su pregunta me dió miedo, pensé en las numerosas veces en que desconocidos han intentado robar información de mi familia para que se yo de planes delictuales. Estube a punto de responderle "¿Para qué quiere saberlo?", pero decidí confiar la mitad de mi muy personal historia familiar:
-Una.-
-¿Estudia?
-Sí, estudia, le va bastante bien
Entonces la mujer comenzó a tomar el hilo de su tema, hablando sobre sí misma.
-Yo tengo un hijo que, ya salió hace mucho del colegio. Gracias a Dios siempre fué bastante ingenioso con las tareas, y responsable sobre todo. Luego entró a estudiar en Inacap.
-¿Qué estudió?- Intenté caerle bien a pesar de mi descontento por la interrupción de mi soledad.
-Ingeniería Mecánica, luego salió a trabajar y me dió tres hermosos nietos. Mi otra hija recibió la bendición del Señor al traer a este mundo a dos pequeños hermosísimos...
-¿Busca a alguien aquí?
-Sí, busco a mi nieta. -Rió orgullosa y tímida.
-Que bello...
De pronto me dí cuenta que sus manos danzaban al compás de unos palillos de coser. Manufacturaba un chaleco azul cerúleo, seguramente para uno de sus nietos.
-¿Qué piensas hacer de tu vida?.- Volvió a interrumpir mi silencio.
-Mhh... Mi único gran sueño es vivir solo en una casita pequeña en el sur, donde llueva mucho. Un gato para la compañía y una bicicleta. Es lo que todos necesitamos para ser felices.
La mujer sonrió, y acomodó sus lentes al mismo tiempo que inclinaba su cuerpo hacia mí para oírme. Me sentí realmente escuchado, como nunca antes lo había sentido.
-¿Sabes, jóven?, Lo que acabas de decir me llegó de una forma muy especial en mi alma. -Suerte usted -Pensé para mi mismo- Cuando yo tenía más o menos tu edad, recuerdo haber pensado y planeado exactamente lo que tú me has dicho ahora. Que quería estar sola, que no había nada más bello que estar sola, y aprovechar esta vida al máximo. ¿Pero sabes?...
-¿Mhh?
-Hoy tengo 5 hijos y muchísimos nietos que corren a mi alrededor, vivo con mi marido, con quien pronto cumpliremos cuarenta años de matrimonio. -Sonrió, con cara de suspiro.
-Que bello, felicidades -Sonreí también.
-Durante muchos años sentí que lo más bello es la soledad, y vivir de la familia y amigos que se acordaran de mí, pero...
-Pero fué la primera que se casó
-Exacto -Sonrió nuevamente, con sus dientes multicolores
-A veces, los cambios de la vida son increíbles. A veces nada resulta ser como uno planea que descenlacen los asuntos... y algunas veces es bello contradecirse.
-Sí. Y me casé con un hombre analfabeto, que sufría de muchísimas enfermedades, en la más extrema pobreza, con cinco hijos y yo... trabajando de empleada en muchas casas, ¡que en ciertos años era un trabajo de burro de carga!
-Me imagino...
-Y trabajé por él, por su salud, y por las bocas que alimentar. Cuando él se encontraba bien de salud, me ayudaba y trabajábamos juntos, consiguiendo el dinero necesario para sobrevivir durante un mes.
-Increíble, aún así, salieron adelante...
-Salimos adelante. Y hoy me miro dónde estoy sentada, esperando a mi nieta, satisfecha de lo que he logrado al equivocarme y aprender de nuevas cosas en la vida. En estos momentos muchos jóvenes se relajan demasiado con respecto a su futuro. Hace unos minutos ví cómo llevaban detenidos a un par de lolos más pequeños que tú, por andar asaltando a personas en la plaza... Hoy hay educación gratuita, hay muchas cosas que, deberían aprovechar. Y tú también que tienes el privilegio de poder acceder a la educación, debes aprovechar el día de hoy que nunca volverá. Por que de hoy se construye tu futuro, tus sueños, podrás lograr muchísimas cosas si hoy te dedicas a estudiar... -El discurso que muchos adultos y ancianos me habían dado esta vez se hacía interesante gracias al tono de su voz.- Tienes que luchar para conseguir un buen trabajo y vivir tranquilo en el futuro...
-Carpe Diem. Aunque creo que la gente se exige mucho con sus sueños. -Respondí, para hacerle dar cuenta que no estaba totalmente de acuerdo con su pensar.
-¿Por qué, mijo?
-La gente se exige mucho con lo que hace llamar "sueños". Cuando lo escencial está al alcanze de todos, hay personas que tienen aquella naturaleza de ambición u obsesión por tener más y vivir aún más cómodamente que el de al lado. Mi único sueño hoy es vivir solo... cosa que no garantizo, no se trata de vivir como un ermitaño, sino que distribuir en mi familia y amigos el tiempo que un hijo, según yo, me gastaría. Y no es por ser egoísta, sino que deseo con toda profundidad el compartir con la gente que necesita un respiro en esta vida. Mi sueño es tener aquella casa de madera en el sur, viajar en bicicleta para observar y escribir, y ser un profesor de lenguaje en alguna escuela rural, enseñándole a los niños que en verdad necesitan de lo básico, sin sobreexigencias... Insisto en lo mucho que se exigen algunas personas al pensar en su futuro, y aprobleman su presente pensando siempre en el mañana. Finalmente acaban concluyendo su vida como un eterno círculo sin descanzo para sobrevivir y tener más. Quiero vivir solo, y ser querido para la gente que sí sepa querer.
La dama abrió sus ojos, y sonrió, pareciendo encontrar en su mundo una respuesta a algo escondido en las profundidades de su corazón.
-Puede que algún día conozcas a una chiquilla...
-Lo sé, lo sé -Interrumpí- No niego la inconciencia de mi alma al interesarme por una persona, es inevitable. No creo necesario el armar una familia y engendrar hijos para poder vivir. Mis hijos pueden ser las plantas, la gente que por alguna razón se acerca a mí a consultarme por sus problemas, y los que no también, mi mujer puede ser la lluvia y el amor que siento por mi soledad puede en cualquier momento vertirse sobre una mujer que robe de verdad mi atención. Pero no garantizo nada...
-Te voy a regalar algo... -La dama de pronto dejó sus tejidos a un lado y de una libreta sacó una foto. Se acercó a mí y me la entregó, mirándome a los ojos- Él es Fray Andresito, se parecía mucho a tí...
-He leído mucho sobre él, es admirable -Su Catolicismo era evidente. Sin embargo, a pesar de nuestra diferencia conceptual de la vida, no tomé importancia a aquello, como muchas otras veces me había sucedido. Acepté el obsequio y examiné la imagen mientras la señora volvía a su asiento, retomando sus tejidos y hablándome.
-Reza esa oración al Señor, te iluminará la vida, encontrarás el sentido a muchas cosas...
Sonreí escondiendo mi independencia total acerca de los caminos los cuales tomaré, agradecido por su hermoso gesto de interés por mí.
-Gracias, lo guardaré.
De pronto, una fila de niños salían con su tía vestida con delantal verde. La dama me miró por última vez, sonriendo:
-Ahí viene mi sobrina...
Sonreí también, disfrutando su felicidad.
Ella besó en su cabeza a la pequeña, que pronto ofreció su mano a la abuela para ponerse a caminar hasta su casa. Les observé alejándose, caminando bajo la misma monotonía en la cual la había encontrado. Nuestras miradas no se volvieron a cruzar.
Contemplé la religiosa tarjetita, y sentí el cariño que extraña vez sentí sobre mi espalda. Por primera vez, alguien había preguntado por mí...




*A la mujer de nombre anónimo, que hoy se detubo a preguntar...

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