Si momentos como estos fuesen eternos...
si el maldito tiempo se dejase de huevear un rato
Que la luna se mantenga ahí, todo el rato, y que tus pupilas multicolor se queden sonriendo delante de mi bici, que el tiempo no avance, que el tiempo no avance...
Si pronto viniese el momento en que te rapte y te lleve a mirar la luna en su punto cúlmine de brillo y color... si te viese dormir de nuevo en mis piernas y yo roncase sobre tu cabeza...
Y volviese a bajar la baba por tu cráneo y volvamos a reír esperando que el tiempo nunca más vuelva a avanzar...
Que estos momentos sean eternos, palomita, que nuestros ojos giren al ritmo de nuestra risa, antes que el tiempo lo destroce momentáneamente todo...

Pero, si estamos amarrados a esta huevá que se llama tiempo, paloma, aprovechemos lo poco que queda por hoy, sonríeme y sonríote y méteme en tu maleta y llévame hacia donde vas. Te podría contar hartas cosas, que el otro día soñé contigo, ¿Sabes?, que el miedo lo he hechado a un lado, y en noches como esta, me apoyo en tu pecho como me apoyaría en el soñado pote con mermelada que te conté que había en el paraíso...
¿Y qué es el paraíso, comparado con esto?, ¿Y qué es el paraíso comparado con tu risa y mi risa?.

Abre tu maleta y hecha calcetín, calzón, polera, chaleco, bufanda para que no te resfríes, lleva un recuerdito y haz un hueco para mí, que entraré en tu viaje y te susurraré para no dejarte de ver, a pesar de que la luna sea nuestra única conección y el conteo regresivo de año nuevo nos haga marcar el número del teléfono casi con párkinson. Viene ya, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, creo que te quiero un poco, 1, te amo.