Hay... un ave que anida en el árbol afuera de su ventana. Cría a sus hijos ahí, y limpia sus plumas al atardecer. Pero ella no lo conoce. Extraña vez ha divisado su cuerpo compartiendo su mundo.
Es un ser dificilmente divisado por el sol, ni por las nubes... Es una polilla que nunca ha salido de la habitación, que choca contra las paredes e inventa excusas para sonreír.
Por que él ha soñado por siglos, oír que gritan su nombre al otro lado de la puerta, que lo invitan a ser partícipe de un tipo de sonrisa colectiva que nunca ha tenido la suerte de probar.
Él circula por el pasillo de su hogar, entra y sale de la cocina, descubriendo lo que antes ya descubrió... Pasa sus dedos sobre el comedor, extrañando los aromas a comida familiar que esperanzaba el día entero.
Hoy hay polvo sobre su cuerpo. Hay una infancia perdida, una familia plástica.
Simplemente se dedica a sonreír, mirando siempre desde la ventana.
Y cuando ve a la gente pasar afuera, se siente tan pequeño...
Tan pequeño...
 
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