Quisiera poder confiar en ti. Hablarte como un amigo, como debiera ser, como miles de personas lo han hecho. Me encantaría contarte mis triunfos y mis caídas, quisiera poder sentarme a tu lado a conversar, pero, cuando lo hago... las palabras no fluyen, cada frase se queda petrificada en mi lengua como si me dirigiese a alguien que no conozco. Me encantaría que no fueses un desconocido para mí, me gustaría verte llegar en las tardes, ver como existes, como vives, y aprender de ti. Pero no puedo aprender nada de ti, nada más que evitar cometer los errores que tú cometiste. Te estoy culpando por asesino, por malévolo, por inconsciente, por inconsecuente, por egoísta, por ser tan fantasma en mi vida.
Quisiera poder decir que te quiero por lo que eres.
Pero te quiero por el nombre que llevas tatuado en tu frente.
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