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March Chagall - Man At Table (1911) |
Nunca lo había hecho así, estaba totalmente consciente de lo que hacía pero aún así se ignoró a si mismo. El alcohol le arrancó la introversión, ese imponente muro tras el cual siempre calló todas sus rabias. Nunca lo había hecho de esa manera, se dejó arrastrar por su creatividad espontánea y vivió en ella: el licor más barato y ordinario permitió que sus sueños saliesen de su mente. Jamás en su vida había bebido así. Pero cuando el espíritu de Baco lo poseyó, se puso a cantar y recitar poemas de amor. Gritándolos como escupiendo chuchadas, entre los espontáneos ataques de risa que le daban. Recitó esos poemas como si en algún rincón del mundo ella los oyese. Seguramente lo hacía, pues su corazón latía tan ruidosamente que cuando la recordó, lloró como llovizna matutina. Jamás había bebido así, y estaba muy consciente de eso. Estaba consciente de intoxicar sus venas con chimbombo y (ojalá) morir. Estaba muy consciente de su dolor.
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