Primera persona singular y segunda persona singular más compl. preposicional.

Se dió cuenta de su locura, y comenzó a buscar en cada calle y bajo la sombra de cada árbol... En verdad, sabía que estaría allí, y no importaría esperar mil años, ni tener hambre ni tener frío... lo sabía, el momento llegaría y el paisaje se iluminaría. Mientras se apoyaba en contra de la pared contemplaba a la gente, y no hablaba... pensó en sí mismo, y en las estupideces que estaban pasando por su cabeza. Se dió cuenta que en sus escritos nunca hay un diálogo más extenso que dos o cinco frases, y descubrió que hay una parte de sí mismo que está dispuesto a ayudar a levantarle su destrozada mirada, y volver a caer en el ridículo. Y ahí estuvo, apoyado contra la pared, esperando y mirando bajo la sombra de cada árbol, como un bandido, como un ninja o algo parecido. Escondido entre las sombras, observando a cada persona. Y la gente que lograba verlo, lo hacía con consternación, con desconfianza -Es un delincuente- quizás pensaban. Pero no, no lo era, simplemente estaba esperando un nada, y un todo... estaba alimentando su locura, y en verdad, no le importaron nada los insultos que algunos susurrábanle al pasar por allí. -Quisiera que nunca más te vayas, idiota, me haces sentir tan bien...- Dijo para sí mismo. Cerró sus ojos tratando de borrar la ausencia total que había visto, se volteó y caminó hacia su casa.