Sin

Es cuando entra en conflicto la voz con la respiración.
Que nadie sepa que he llorado -decía- unos pocos segundos más y el enrojecer de mi ojos ya habrá desaparecido, y el equilibrio de las sonrisas ajenas se mantendrá vivo.
Esperó un momento, cerrando fielmente sus ojos, descanzando su mirada, que vez en cuando volvía a aplastarse contra su propio cuerpo. Sintió cómo sus mejillas destrozadas volvían a crear aquel maquillaje que lo protegía del mundo, y sintió cómo la energía de su cuerpo volvía a huír por sus manos.
Había silenciado por muchos siglos, y esta no sería la ocasión de liberar esa fuerza interior en su totalidad. Podría ser peligroso, tendría que ser muy peligroso. Por que en el resto del día sintió las miradas acusadoras sobre su espalda, la gente que sin quererlo, le lastimaba con sus sonrisas. En el resto de aquel día, no habló con absolutamente nadie.
Algo sucedía dentro de su cuerpo y absolutamente nadie entendía aquello. Algo arrastraba dentro de su cuerpo hace muchos siglos, y hoy, todo esto culminaba sin final en un atormentado respirar que trajo consigo el temblar de sus manos...
La energía se escapaba, el temor se mantenía, y absolutamente nadie se daba cuenta de nada.