Dedicado a la niña más preciosa de mi vida *-* Un mes y serán más *-*
Para qué darle más vueltas al asunto, si lo sabes bien.
Te advierto, muchacha, que al terminar de leer esto, arrojaré este papel al primer hoyo negro que se me cruze en mi camino. No porque quiera callar, no porque me arrepienta de hacerlo, no porque tenga hipo, ni miedo, ni bipolaridad, ni coca-cola, ni puré, ni galleta en la muela. No te lo cuento nada más por el simple hecho de que lo sé, que esto no podrá ser llamado poesía, mijita.
Sabemos bien que el común de la gente, como tú, como yo, se divierte escuchando incoherencias y payasadas como las que este flaco chascón escribe, cuando te hablo de todas las chuchadas que tal véz gritó Arturo Prat cuando saltó al Huáscar y nadie lo escuchó, o cuando te cuento acerca de los perros de mi barrio que me conocen y me saludan. Pero... este papel, mijita, no les llega ni importa a los acorbatados que se sientan a comprar por internet, los últimos libros de GENTE CUICA, PARA GENTE CUICA, o poemas antiguos para gente conservadora. Mi amor, güachita rica, palomita de mi vida, corazón de copihue, esos hombres de terno se pasan todo mi enamoramiento infinito, por la raja. Y no es que me moleste, el lastimado no soy yo. Mis poemas ásperos como la lija, raspan sus culos cuicos llenos de operaciones y cirugías.
¿Qué sucedería con tu respiración si yo te dijera...?:
(abre comillas)
"Qué es de ti, mi nuevo amor, qué es de ti, triste hija mia?
Que en verdad hija tu tienes, Estella, por nombradía.
¿Qué es de ti, Olite y Tafalla? (...) Pero si el rey no me ayuda... la vida me costaría"
(cierre de comillas)
Luego de un silencio, ¿Suspirarías?
Más aún, mijita, ¿Has entendido lo que ese singular rey materialista quería decirle a su amada? Mírame, ¡No se te ocurra hablar del lenguaje ahora!, sólo mírame. Óyeme. Hay algo que estoy sintiendo por usted, corazón, y me da igual el hecho de que ya lo sepas, quiero recordártelo. Cuando caminamos con las manos enlazadas hasta tu casa, y la mitad del mundo entero parece querer mirarnos despectivamente, como queriendo hacernos sentir algo diferente, como queriendo ridiculizar nuestra alegría, cuando gritamos y nos arrojamos arena en la playa, oye, el mundo se me hace más pequeño de lo que parece ser. Cuando tu mirada y mi mirada, y tu sonrisa y mi sonrisa, y tu voz llegando a lo más profundo de mi pecho me hace despertar en este barrio nuevo para tí y para mí, hay una tropa de viejos de mierda que no les gusta el amor así bien chileno como el nuestro. Oye, a ellos les da asco comer sopaipillas con ketchup en una plaza con la persona que aman. ¿Qué saben ellos de amor? ¿Qué pueden entender ellos acerca de la sinceridad del espíritu?
Caminamos por las calles de Viña del Mar, riéndonos, pateando rajas de rubios y viejas culiás con labios rojos y carepico. Por que nuestros besos los hacen sufrir, cariñito, nuestra cercanía y los poemas que te escribo son horror para ellos. No los pesques, no les des pelotas, no los infles, no los mires, ignóralos y limpia tus lágrimas con este poema, este pañuelito deshechable donde te dibujo con lápiz pasta. Porque en lo más profundo de su odio pituco nos tienen envidia, porque podemos ser tan humanos, porque mantenemos el color mapuche con el que nacimos en nuestra piel, y no nos avergonzamos de eso, ni hemos globalizado nuestro corazón.
Piensa que en cien años más, todas querrán ser como tú, y todos querrán ser como yo: Nos buscarán, explorarán cada calle, buscando rastros de nuestros dedos enlazados, nuestras conversaciones al lado del mar comiendo cuchuflís. Sudarán intentando hallar cada boletito de micro, cada escrito sobre papel, cada beso, cada talla, cada bostezo, cada piedrecilla metida en el zapato. Buscarán cada fósforo quemado, caricia, peo, miga de pan y larga despedida. Y nosotros estaremos muy lejos, abrazados en quizás dónde, cumpliendo 150 años de pololeo.
Óyeme, mijita, güachita rica de mi vida. Este poema es para tí, apláudelo y ámalo entre pifias. Tomemos un jugo oyendo Placebo en el patio de mi casa y sonríe: Mi corazón te está grabando.
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario