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Kyle Thompson - Untitled (2012) |
Nadie pudo haber dicho todo lo que mi mente me decía, cuando ella disparó su mirada a mi pecho y me atravesó el corazón como una alabarda. Cuchillo semejante a una pluma, a una planta extraña tropical, con aroma a sangre y azúcar. Tal vez el idioma de mis neuronas se confundía entre la materia gris extranjera a mi: tal como mi corazón, como mis ansias de quedarme impregnado a su cuello, o su mano, o su dedo, o sus nudillos. No creo que haya habido en el mundo un imbécil más imbécil que yo cuando conjugué mi sueño en su pecho de almohada cósmica: estos extraños pensamientos intentaron inútilmente llegar a mi corazón y hacerme sentir algo parecido a las ansias, al anhelo, a un extraño tipo de amor, quizás. Quisiera haberme quedado a fumar su aliento, a destruir mi piel en el fuego de sus pechos, a morirme -sí, morirme- abrazado a la aurora boreal descendiente en sus piernas. Porque un extraño tipo de nostalgia me traía: algo parecido a un sueño abandonado hace mucho, quizás a algo mucho más inalcanzable que el mundo soporífero y las ideas utópicas de escribir poemas y cuentos sobre su vientre. Su cuerpo es cual seda, vestimenta de espíritu, espirales de humo. ¡Cómo quisiera entender a esta cabezota!, llegar a concluir, responder: ¿Qué es lo que me hizo sentir así por un momento? (¡estúpido!), perseguir un sueño, una silueta danzando junto a mi música, mis meditaciones - Besándome de vez en cuando, sí, de vez en cuando... Pamplinas.
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