De pronto me dormí y volví a soñar
con bosques infinitos, con el aroma a burdeo
mi respiración clausuró su mirada un segundo y
ahí estabas, bella, amable, hermosa.
Y te amé
como te amé en la estación terminal
y te besé con miedo con la mirada
un segundo congelado en el tiempo inerte
astros y nubes cayeron sobre mí.
Ahí estabas, silenciosa y nublada
Max Ernst - Une semaine de bonte |
besada mil veces y desprendida de mi.
Estabas tan bella que te amé sin querer
en un segundo eterno marcado con
caminos bordeados de eucaliptus
surgiste en el tranque sereno de mi vida
y perdí años
retrocedí a tu pecho
y me encaminé en sollozos diminutos
junto al mar,
inundé tus tierras y bosques de lágrimas
fuiste otoño en mi tiempo
un adiós sin llaves
para un segundo
un segundo de enfermedad eterna
de efímera existencia
Y los trenes pasaron sobre mí
uno sobre otro
cada vez que tu mirada apuntando el suelo
volvió a tragar mi razocinio.
Tal vez fuiste una silueta de miel
escoltada por fantasmas
buscándome para morder y besarme
sin darse cuenta de esta casual colisión de almas.
Y te amé. Tan bella como siempre.
Y te amo. Tan bella como nunca.
1 comentario:
Dani, siempre me encanta leer lo que escribes. Este en lo personal me toco la fibra sensible, eres seco!
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