Mordiendo siluetas expandidas en el vacío, besando sombras arrastrándose en el tiempo.
Así como si bastase un segundo para desaparecer: todo cuelga de un párpado transparente e inútil.
Una incertidumbre más ancha que el viento atraviesa este pecho, de la mano soy llevado a través de la oscuridad.
¿Qué hay más allá?. Un precipicio - tal vez. Una polilla o una franja de fotones misteriosa.
Así como si bastase una buena noticia para vivir eternamente. Como si bastase una descepción para morir.
¿De qué vale caminar por inercia? Voy en sólo una dirección incierta: hace mil años que nadie pronuncia mi nombre.
Es más: olvidé cómo me llamo y me pierdo irreconocible en la lejanía.
Soy un extraño tintineo en el horizonte, lento como pétalos desplomándose. Silencioso como un pensamiento.
Fotografía: Francesca Woodman© – House #3, Providence, Rhode Island, 1975-1976
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