De su auscencia aprendí a vagar por tejados vacíos
como un gato sonriendo a la luna
soñando con encontrar el roce de su mano.
Pues hacia donde voltee, ella no está.
El anochecer del verano en vano se desploma
y me duermo sin oír su voz.
Ella dispara sus pétalos al viento sin querer
por las calles que extraño transitar
junto a su verde mirada de luz.
De su ausencia comprendí que algo me falta
Algo de sus labios para poder sobrevivir.
Una de sus opacas palabras de incertidumbre.
Si yo pudiera beber cual lobo absorbe de la luna
Cada una de sus sonrisas, cada una de sus palabras.
Completaría mi vivir sin necesidad de respirar.
Y tenerla en mi tejado, saltando sobre las casas
como gatos deslizándose en la noche insomne
Tan solo eso me bastaría para volver a sonreír.
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